Yo quiero ser una chica almodóvar...

Sunday, December 03, 2006

medio lado vacío

Me desperté y el lado izquierdo de la cama estaba vacío y frío. Me di la vuelta para no mirar tu ausencia y abracé con fuerza ese corazón enorme que te suple por las noches. Caminé descalza hasta la cocina sin escuchar tu voz diciendo “te vas a resfriar”, pero interiormente la sentía, tan real como lo congelado que estaba el piso. Nunca me había importado y no iba a importarme ahora. No te iba a dar el gusto. Batí con energía el capuchino para que quede bien espumoso, como a vos te gustaba. A mí verdaderamente me da igual la cantidad de espuma, pero “ahora”, a tu manera, sabe mejor. Y entonces volví a la habitación para comprobar una vez más que tu lado de la cama seguía hecho. Removí las sábanas en un intento desesperado por ocultar tu ausencia. La cama deshecha me hacía pensar que ahora tú estabas en la cocina, pero reinaba el silencio. Tuve que acostumbrarme a comprobar siempre si tenía una toalla en el baño antes de meterme en la ducha ya que nadie me la alcanzaría y jugaría a “te la doy o no te la doy”. Recuerdo que dependía de la calidad del beso que esperabas a cambio. Yo te daba varios besos de agradecimiento y me secaba con una sonrisa. Luego llegaban los apuros, las medias conversaciones interrumpidas por el ruido del secador, alguna discusión por los centímetros de escote o de tacón, y un te amo antes de atravesar la puerta. Excepto esta primera hora, el resto del día se soporta bien. Pero las mañanas son lo peor cuando te despiertas pensando en dos.