quise sacarlo a bailar...

"Y al pasar por la Cibeles quiso sacarla a bailar..." Escuchar la canción Luna, en la versión de Sabina, Serrat y Ana Belén, no puede dejar de estremecerme. Sobre todo la frase con la que empiezo esta primera entrada. Será porque no le presté demasiada atención durante mucho tiempo, pero un día se me hizo tan significativa... Aquella noche recordé cuándo un sitio me había sorprendido tanto, al punto de llegar a querer tocarlo, a tener sentimientos profundos por él, y a añorar volver cada día, desde hace más de dos años... Era una tarde muy calurosa en Buenos Aires y tenía que ir al centro a hacer un trámite. Era un trámite más de los tantos que tuve que hacer el día que volví a la ciudad q me vio nacer, crecer y partir. La calle Corrientes hervía de gente. Gente stressada y apurada, llevándose por delante a turistas fotografiando a los artistas callejeros, que nunca me habían llamado la atención hasta ese momento. Estaba redescubriendo mi Buenos Aires, con melancolía, porque detrás de ese movimiento se podía sentir el estancamiento, la pena, y la resignación... Vi el cartel de la calle nueve de julio y me apuré a llegar, quería ver una vez más el Obelisco, mítico de Buenos Aires, infaltable en cualquier postal, y desde ese día, en mi corazón porteño. Llegué a la esquina y el semásforo me dio paso, así que crucé corriendo. Lo tenía ahí... y todavía no lo había mirado. Me paré en un descanso en plena avenida y lo observé. Tuve ganas de conservar esa imagen para siempre. Cómo si no la recordara! Si pasaba delante de él todos los días! Pero que argentino se preocupa por ver el obelisco? Ese cruce de calles? y a toda esa gente alborotada? Bueno... pues yo diría que aprovechen a mirarlo con más atención, porque la vida los puede tirar en otro lado y lo van a extrañar... Volviendo a ese instante. Estaba yo observándolo, cuando besé a la primera persona que encontré a mi lado. Que no por casualidad estaba a mi lado. Y nos besamos rápido, porque había que volver a cruzar. Los próximos 200 metros fueron de explicaciones. O mejor dicho, de intentos de explicaciones, porque yo no sabía por qué había elegido ese momento para besarlo... Pero lo había hecho y eso iba a traer consecuencias... Por primera y única vez me volví a sentir parte de mi ciudad. Y hoy, dos años después, no dejo de bajar instantáneas de ese rincón de BsAs, de esa vorágine de historias. Y estoy segura de que mi obelisco guarda en su memoria aquel beso, aquel reinicio de un amor... Y bueno, espero que haya quedado claro el por qué de mi encantamiento con esta canción... Ah! y otra frase q me mueve mucho es: "qué tal? Estoy sola y sin marido... gracias por haber venido... a abrigarme el corazón". Pero esta quedará para otra entrada... Adios!